martes, 2 de diciembre de 2014

#52

Buenas noches lectores, oficialmente, lo que más tiempo me ocupaba ha desaparecido (por momentos) y puedo tener un poco de aire para respirar. Y relajarme, pero no mucho. En esta entrada quería hablar sobre los viajeros.
Todo empezó un día de otoño-verano, volviendo a mi verdadera casa. Para ello, cojo todos los fines de semana un tren que me lleva a donde vivo, Gandia. Iba junto a mi compañera de piso a eso de la 1. Nos sentamos una frente la otra, debido a que yo me mareo con mucha facilidad con los transportes y, si voy al revés, lo paso bastante mal. Ella, se puso los cascos para escuchar música. En cambio yo estaba mirando el paisaje por la ventana, que pasaba de forma veloz a nuestro lado. Mientras miraba a la nada, mi cabeza empezó a preguntarse cosas a si mismas, muy absurdas, pero que hicieron que buscará mi libreta de bocetos, casi con ansiedad. Tenía miedo de dejar en el olvido mis interrogaciones, así que decidí apuntarlas y dejarme llevar por el lápiz, que era un simple subordinado de mi mano. En aquel momento, sentí que gravaba a fuego todas mis dudas en el papel de mala calidad de aquella libreta A4. Y el resultado de todas aquellas interrogaciones, las resumí en una ilustración, que quise titularla como "memorias de un viajero".
Una persona que viaja muy a menudo, como puede ser mi caso, durante el tiempo que transcurre el viaje, por nuestra mente pasan muchas ideas y pensamientos. Ya que de normal, el trayecto no es corto, suele ser largo. Y estar en una silla sentado, mirando la nada, te puede hacer recordar mil cosas o inspirarte, como me pasó a mi. Pensé en cual sería la razón de cada una de las personas que se encontraban en mi mismo vagón. Porque cogían mi mismo tren y hacía donde tenían intención de llegar. Estas cuestiones, me las suelo plantear muy a menudo, pero son preguntas que no tienen respuesta y que tampoco, me preocupan demasiado.
En la ilustración, decidí fundir el paisaje con la figura, ya que cuando viajamos se crea un vínculo casi efímero con el paisaje que se observa a través del grueso cristal de seguridad. Pero a pesar de ello, la conexión se establece, solo que es casi imperceptible, ya que puede durar menos de un segundo esa pequeña conexión. El tren sigue su ritmo, no se parará para que establezcas tus conexiones con cada paisaje o árbol que este en la naturaleza.
En fin, quería reflejar ese efímero vinculo que se establece tan rápido como se transforma en aire, para no volver a regresar jamás.

Espero que os guste la representación de ese momento. Y muchas gracias a todos los que seguís el blog, que seréis pocos. Pero bueno, step by step.

Saludos y feliz semana pequeños, besos.





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