jueves, 16 de enero de 2014

#36

Es algo bastante triste, pero que queréis que os diga. Una de las pocas cosas que ahora me hace sonreír, sin razón alguna. Es ella.

El día que llegó a mi vida, no creí que pudiera llegar a ser tan importante y imprescindible. Era tan pequeña e indefensa. Pero eso sí, con una energía que ese cuerpo tan diminuto, no podía aguantar. Siempre corriendo, saltando y jugando. Daba igual la hora, ella te seguía para jugar, y fueras donde fueras.
Y de todo esto solo hace tres miseros meses. Apenas nada. Y ella sigue con la misma dinámica, aunque un poco más a lo hardcore. Pero a pesar de todas las veces que me enfadado con ella (por ser una maldita bruta) nada puede cambiar el cariño que la he cogido. Aunque no todo son peleas y regañinas, también están los malos días en los que aparece de la nada y te saca una sonrisa, de oreja a oreja. Hace que esas malas rachas sean mucho más ligeras.

Hay momentos en los que pienso la razón por la que la quiero tanto. Y entonces mi cabeza se responde así misma con un "Nadie puede llegar a ser tan sincero consigo mismo como lo puede llegar a ser ella".