miércoles, 3 de diciembre de 2014

#53

Aquella niña vacía, rondaba solitaria por la ciudad. Como de costumbre, con una libreta y un bolígrafo, donde narraba sus pequeñas y individuales aventuras. Sin nadie que la acompañara. Pero ella era feliz, a pesar de todo, tenía a su confidente cuaderno al cual le contaba sus secretos más confidenciales y boceteaba su vida imaginaría, con una sonrisa. Lo único capaz de llenar su solitaria vida eran las palabras. 

No hay comentarios: