sábado, 19 de octubre de 2013

#35

Buenos días lectores, quien lo diría yo publicando a mediodía un post. Pero es que si no lo hacía ahora, moría de emoción y de todo, así que manos a la obra.

Este fin de semana me he quedado en Valencia, ya que esta semana hay huelga y quiero aprovecharla para volver a casa. Que me voy por las ramas... Ayer salí de mi batcueva, al mundo real, con una amiga y mi compañera de piso. Estuvimos dando vueltas por el centro, hablando de temas diversos (lo típico de cuando quedas con alguien que hace un año que no ves y tal). Al caer la noche, como niñas, nos subimos en unos columpios muy raros, parecía una especie de grúa para niños. Eran dos palos tangentes y en cada extremo, había una cuerda que iba hacía abajo donde se encontraba un círculo, diseñado para sentarse rodeándolo con las piernas. Mi amiga y yo nos subimos, como dos crías, a jugar como antaño. Aunque yo al final me bajé, porque sin querer ella me bajó de forma muy brusca y me asusté (miedo a las alturas). Al  volver donde siempre (Renfe) nos encontramos con otra amiga mía de Gandía, Olga, que llevaba consigo un póster blanco, como me picaba la curiosidad, le pregunté que hacía ella allí. Sinceramente, no recuerdo exactamente lo que me dijo, pero a continuación me desveló lo que era ese trozo de papel. En ese preciso instante, mi cabeza no podía dejar de pensar en ello, me emocioné de tal forma que cuando vi el cartel de mi ilustradora valenciana preferida, Paula Bonet, corrí hacía él para despegarlo. Al parecer, estaba acabado de pegar. Intentaba quitarlo con sumo cuidado, no quería que se rompiera. Desgraciada de mi si eso ocurriera. La cosa es que desistí, tenía mucho miedo de romperlo y lo dejé en la pared. Mis amigas me dijeron de volver después, cosa que cumplieron.

Lo cogimos, y en ese preciso instante, me sentí la chica más afortunada de la tierra. Tener algo de alguien a quien admiras, de esta forma, es como una especie de regalo de la vida. Y ahora, esta en el suelo, esperando a ser colgado en algún lugar. De hecho, estoy pensando en enmarcarlo y colgarlo en mi habitación de Gandía. Mi tesoro, mi bien más preciado por el cual no he pagado nada, pero sinceramente, para mi es más valioso que el objeto más caro y único del mundo, ya que sentimentalmente seguro que ese cartel hecho de papel malo vale mucho más.  Y para terminar, os dejo una imagen del mismo cartel que esta en el suelo ahora mismo acabándose de secar el pegamento,  sacado de la página de Facebook de la artista.
Obviamente, en el cartel de la calle no se ven tan vivos los colores, el rojo es más marrón por ejemplo, pero aún así es algo magnífico.

Espero que tengáis un fin de semana fantástico, un beso a todos mis pocos lectores.


Ilustración del cartel de Paula Bonet 



No hay comentarios: